El periódico Huelva Informacion insiste sobre el tema de los inmigrantes que llegan a esta tierra y que, por diversos motivos, no consiguen un trabajo que les permita sobrevivir.
HUELVA INFORMACIÓN
Voluntarios y anónimos
Las personas que colaboran desinteresadamente con las organizaciones humanitarias de la provincia prefieren pasar inadvertidas · Mayoritariamente son mujeres y cada vez hay más inmigrantes
S. P. / Huelva Actualizado 24.05.2009 - 05:01
No les gusta dar la cara porque no ven como algo extraordinario dedicar parte de su tiempo, de sus fuerzas, de su energía a hacer algo, por alguien, que necesita esa ayuda inestimable. Es un acto voluntario y así se les conoce en las organizaciones humanitarias donde colaboran habitualmente para poner un grano de arena en montañas de hormigón. Son los voluntarios y les gusta permanecer en el anonimato. Esta opción no les resta reconocimiento en las organizaciones humanitarias, donde insisten, una y otra vez, en que su trabajo difícilmente se podría llevar a cabo, sería impensable, sin la colaboración de los voluntarios.Forman parte de una moneda anónima que ha encontrado la cruz en las chabolas de inmigrantes que han ido floreciendo en los entornos de los pueblos freseros de la provincia en los últimos años. También éstos son anónimos y se esconden para evitar ser localizados por las fuerzas de seguridad. De esta forma, casi logran hacerse invisibles a la sociedad. Lo cierto es que es muy raro que, de forma individual, la gente acuda a prestarles ayuda; aunque sí son habituales los gestos de buena vecindad como permitirles llenar las garrafas de plástico, donde llevan el agua, en las instalaciones agrícolas próximas a las chabolas o cederles la producción de fruta que se desecha.En estos momentos, existen dos focos de chabolas en la provincia de Huelva. Suelen debilitarse durante los veranos, aunque no llegan a desaparecer, para resurgir en el otoño y permanecer hasta la primavera, es decir durante el período de recolección de la fresa. Se sitúan básicamente en las inmediaciones de Lepe y en el triángulo de Palos-Moguer-Mazagón.Cruz Roja, Cáritas, Cepaim y ACCEM son algunas de las organizaciones humanitarias que tienen programas específicos de ayuda a los inmigrantes en la provincia de Huelva. Al menos, las tres primeras acuden directamente a las chabolas para detectar las necesidades más urgentes que tienen los inmigrantes, que este año están viviendo uno de los inviernos más crudos que se recuerdan en los últimos tiempos.Cruz Roja, una de las instituciones más fuertes del país, cuenta con un generoso cuadrante de casi medio centenar de nombres, fundamentalmente de la capital, que están dispuestos a acudir tras una llamada de Jorge Bermúdez, el técnico del programa de ayuda al inmigrante. "Intentamos que todos participen y acudan a los campamentos. Lo cierto es que este programa de inmigrantes es uno de los más solicitados, quizá porque se ven las necesidades, porque se actúa, pero todo lo que se hace es muy útil. El primer contacto siempre impresiona, pero siempre tienen ganas de volver".Bermúdez señala que es difícil hacer un perfil del voluntario que acude a los asentamientos de inmigrantes, aunque hay más mujeres que hombres, las cifras son similares, tienen entre 20 y 40 años y dispone "de tiempo que quiere dedicar a ayudar a otros que lo necesiten". En el caso de Cáritas, que mantiene centros abiertos en los municipios de inmigrantes todo el año, tanto en Lepe como en Moguer, Palos y Mazagón, las voluntarias son mayoritariamente mujeres aunque también hay varones. Josema Gómez de Cáritas explica que existen dos grupos formados de voluntarios, de unas 7 u 8 personas, que son bastante estables, uno en la zona de Lepe y otro en la de Mazagón. Señala que son mayoritariamente mujeres de entre 40 y 50 años, sobre todo, amas de casa. También los jóvenes son sensibles con esta situación y trabajan como voluntarios en las organizaciones, sin embargo son más susceptibles de verse sometidos a cambios de personales, que condicionan su disposición y son algo menos estables de un año para otro.El trabajo de los voluntarios no se queda ni mucho menos en visitar los campamentos de inmigrantes. Este prácticamente viene a ser el primer paso, pues su tarea se hace imprescindible en gestiones que son rutinarias pero que, cuando tiene que hacerlas una persona que apenas si se maneja en nuestro idioma, se crea una barrera difícil de superar. Así que los voluntarios suelen acompañar a los inmigrantes al médico, a tramitar documentos como por ejemplo obtener la tarjeta sanitaria, a regularizar su situación laboral o de residencia.Los técnicos de las organizaciones humanitarias coinciden en señalar que demandan, cada vez más, diccionarios básicos para poder comunicarse. De hecho Cruz Roja ha elaborado un manual básico adaptado a las necesidades de los inmigrantes.Cabe destacar que las organizaciones humanitarias cada vez cuentan con más apoyo de inmigrantes que han logrado asentarse en nuestro país y que quieren intentar allanar el camino a sus compatriotas. El rincón de las chabolas es donde empieza la aventura de supervivencia en el primer mundo para los inmigrantes, tras varios meses o un año largo, logran contactar con un familiar o un amigo ya establecido que les tiende la mano. Jorge Bermúdez comenta que son pocos los que repiten varios años en los asentamientos, aunque también se han dado casos, incluso de gente que ya tiene regularizada su situación pero que no ha logrado poder alquilar una vivienda por el rechazo o temor que existe entre la población local. Este año Cruz Roja ha derivado a algunos de los inmigrantes que se encontraban en los asentamientos de Huelva a otras provincias para acceder a cursos de idiomas, algún trabajo o alojamiento "porque es muy duro permanecer meses y meses viviendo en el campo".
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