Carlos López / Rociana Actualizado 08.08.2010 - 09:24
Se quiera o no ocultar, lo cierto es que el turismo de camping aún arrastra una ristra de prejuicios por parte de la sociedad que deriva en que no reciban el mismo trato o mimo institucional que el sector hotelero. Basta sólo con sondear las opiniones de los usuarios de estas instalaciones para constatar que no están precisamente quemados por el sol que en estos días luce en la provincia, sino por las "agresiones" que aseguran percibir de las instituciones que tienen en continuo jaque a estas instalaciones y su futuro. Si el camping de Cartaya ponía fin a sus días en pleno apogeo y expansión del boom inmobiliario, los de Matalascañas y Mazagón sólo logran sobrevivir gracias a amainar la presión urbanística, mientras que ahora es La Bota en Punta Umbría el que parece tener sus días contados, al menos a tenor del Plan General de Ordenación Urbana que ha cocinado el Ayuntamiento.
Se quiera o no ocultar, lo cierto es que el turismo de camping aún arrastra una ristra de prejuicios por parte de la sociedad que deriva en que no reciban el mismo trato o mimo institucional que el sector hotelero. Basta sólo con sondear las opiniones de los usuarios de estas instalaciones para constatar que no están precisamente quemados por el sol que en estos días luce en la provincia, sino por las "agresiones" que aseguran percibir de las instituciones que tienen en continuo jaque a estas instalaciones y su futuro. Si el camping de Cartaya ponía fin a sus días en pleno apogeo y expansión del boom inmobiliario, los de Matalascañas y Mazagón sólo logran sobrevivir gracias a amainar la presión urbanística, mientras que ahora es La Bota en Punta Umbría el que parece tener sus días contados, al menos a tenor del Plan General de Ordenación Urbana que ha cocinado el Ayuntamiento.
En Mazagón la larga sombra del ladrillo también sobrevoló la posibilidad de desmantelar la actividad en pos de un supuesto turismo más 'elitista'. Por el contrario, la crisis ha amainado las ansias de promotoras e inmobiliarias y nada hace presagiar un cambio de infraestructuras a corto plazo. Es más, el director del Camping Playa Mazagón, Paco Gallinato, subraya en contra de lo que ocurre en Matalascañas o Punta Umbría, que la concesión administrativa se renueva con una periodicidad anual, lo que genera una gran incertidumbre en términos económicos, tanto a la hora de alquilar las instalaciones como en lo que respecta a la contratación de trabajadores. Para más inri, las inversiones en la mejora de las infraestructuras suponen poco menos que una temeridad cuando la continuidad queda al libre albedrio de la Corporación de turno. Es por ello que ya se está negociando con el Ayuntamiento de Moguer la posibilidad de renovar por cuatro años la concesión.
El concejal de Playa moguereño, José Antonio Capelo, considera perfectamente compatible la coexistencia de oferta de camping con la hotelera, al ser modelos turísticos diametralmente opuestos y captar un perfil de cliente diferente. El edil considera que la apuesta por perpetuar estas instalaciones queda refrendada en el hecho de que se renueva sin mayores obstáculos la concesión administrativa, si bien reconoce que ahora se negocia la posibilidad de ampliarlo por cuatro años. Puede parecer contradictorio que los campings de la Costa se encuentren ubicados en privilegiados entornos naturales y que precisamente eso sea su peor enemigo. La belleza natural se ha convertido en objeto de deseo de promotores, constructoras e incluso ayuntamientos.
He leido este comentario y estoy diacuerdo parece ke los pobres no tenemos derecho a nada y lo ke kieren es gente para los hoteles.suelo visitar los campings ke hace referencia este comentario y por eso me yamo la atencion.por cierto yo trabaje en el apartahotel de mazagon cuando se construyo muy bonito pero no me puedo permitir pagarme unos dias alli, vivan los campings!!!!!!!!!!!
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