‘Pinturas e Incrustaciones’ es una exposición en la que Maruja Ferrera ha sabido combinar con elegancia los trazos del pincel con la superposición de conchas, unos motivos cargados de simbolismo para la artista, que los ha ido seleccionando personalmente en uno de los tramos costeros más hermosos del litoral onubense, la playa de Mazagón. Cada uno de estos elementos marinos se funden con precisión en la obra, confiriéndole un realismo y una vistosidad, que precisa de sensibilidad, de una gran capacidad creativa y de mucha dedicación.
Un total de 23 obras dan vida a este trabajo en el que Maruja, pintora y también psicóloga, ha estado trabajando apasionadamente durante dos otoños, y es que para esta artista autodidáctica el mundo del arte es un espacio enriquecedor en el que se sumerge por puro placer.
En esta colección, además de evocar al mundo marino, la artista reinterpreta pinturas de la época antigua, como el pato herido de la reina faraona o el friso de los leones del Palacio de Babilonia, que ha recreado sobre piedra, por ser éste el único material que se empleó en la construcción de este majestuoso edificio. Esta singularidad nos muestra el cuidado detalle que la artista pone a la hora de confeccionar su obra.
Destacar de su trabajo el tratamiento del color y la sensibilidad que muestra a la hora de captar la luz, cualidades que fueron siempre muy alabadas por el desparecido poeta moguereño Francisco Garfias.
La muestra, que podrá visitarse hasta el próximo 20 de noviembre, se complementa con una serie de trabajos en óleo sobre la naturaleza, en los que también tiene cabida el mar.
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