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martes, 26 de mayo de 2009


Parroquia de Nuestra Señora de la Granada (Moguer)
La Parroquia de Nuestra Señora de la Granada es un templo católico de la localidad española de Moguer, provincia de Huelva.
Fue levantada en el siglo XVIII sobre las ruinas de la antigua parroquia mudéjar del siglo XIV que fue derribada por el terremoto de Lisboa de 1755. De este templo, la única parte que pervivió fue la torre, si bien en el siglo XVIII se embelleció notablemente. Es el templo religioso de mayores dimensiones de la provincia de Huelva.

Arquitectura
El edificio, construido en la transición del Barroco al Neoclásico, austero en su planta y alzado, de aspecto catedralicio, es de una extraordinaria grandiosidad en su interior: consta de cinco naves, con testero plano; se cubre con bóvedas de aristas, tanto en la nave central como en las extremas. Las naves colaterales se cubren con bóvedas vaidas, y el crucero con media naranja sobre tambor, en cuyas pechinas se representa el fruto de la granada, elemento iconográfico que da nombre a la titular de la parroquia moguereña. Por la fachada en paralelo al “Patio de los Naranjos” se accede al cementerio, hoy clausurado cuyos nichos sustituirían a partir del último tercio del siglo XVIII los enterramientos particulares de la primitiva iglesia.
De interés son las portadas de ladrillo avitolado, en especial la principal o "Puerta del Sol", bello retablo de dos cuerpos con columnas toscanas y jónicas, más un pequeño ático. Las otras dos se abren a la Plaza de la Iglesia y al Patio de los Naranjos en el recinto parroquial, respectivamente.
De la vieja parroquia solo se conservó la torre. La primitiva torre mudéjar se embelleció con elementos propios de la época: el cuerpo de campanas presenta rasgos barroquizantes, no sólo por la decoración de cerámica y el enfoscado de ladrillo, sino por los efectos ilusionistas al pintar campanas en los muros ciegos del segundo cuerpo. La torre de Moguer imita a la Giralda de Sevilla en la alternancia de arco y dintel en el cuerpo de campanas, arco de triple inflexión, en los jarrones de azucenas y el remate o estatua de la Fe. Es tal el parecido que Juan Ramón Jiménez al referirse a ella, dice que "la torre de Moguer de cerca, parece una Giralda vista de lejos".

El arte mueble
Los retablos existentes pertenecen a la iglesia del Convento de San Francisco, careciendo muchos de ellos de interés, salvo el del Sagrario y la parte central del retablo de la Inmaculada, ambos de factura barroca de mediados del siglo XVIII. Es digno de mención también el retablo de los Esponsorios de la Virgen o de San Juan Bosco, obra de principios del siglo XVII. El retablo que actualmente cobija a María Auxiliadora presenta una bella factura barroca, conservando además de sus formas originales algunos tondos escultóricos barrocos. El del Cristo de la Victoria, de composición sobria, ha sido identificado como perteneciente a la Inmaculada Concepción, del XVI y, por tanto, de la primitiva iglesia mudéjar.

Vista Interior de la Parroquia.
Entre las obras de orfebrería y forjado, sobresalen algunas como la magnifica reja de hierro forjado del XVII de la capilla Bautismal. El presbiterio, al que se accede a través de espaciosas gradas, se halla delimitado por una artística baranda de hierro forjado, decorada a base de granadas. En orfebrería, cuenta con valiosos ejemplares como el cáliz y vinajeras mexicanas del siglo XVIII, el portapaz del siglo XVI, la cruz parroquial dieciochesca o los cuatro evangelistas de plata de la misma época; por otra parte, se conservan aún varios candeleros barrocos y la corona de metal plateado de la Virgen de la Soledad, cuyas rocallas delatan su origen dieciochesco. En cambio, el bello Sagrario es obra de mediados del siglo XX, realizado en madera tallada y dorada y plata.
También en las artes plásticas atesora diversas piezas de interés; así, destacan las imágenes de la Divina Pastora (siglo XVIII), Virgen de la Soledad (s. XVII), Niño Jesús de Alonso Cano (s. XVII), San Ginés (s. XVII), así como varios cuadros barrocos que se guardan en la sacristía.
La Divina Pastora de la Parroquia de Moguer fue donada a la misma por la comunidad capuchina que regentó el templo a mediados del siglo XX. Tras haber recibido culto, sucesivamente, en el convento de Santa Clara y en los salones parroquiales se decidió, dado un gran valor artístico, dedicarle un altar propio dentro de la iglesia principal de la localidad. Aun no estando totalmente esclarecidos sus orígenes, la hipótesis más consistente sostiene que la imagen es el resultado de una adaptación efectuada a una antigua Inmaculada para ser venerada como Pastora por Cristóbal Ramos, en el Setecientos, para la ciudad de Sevilla. Se trataría, pues, de una de las imágenes de esta advocación más antiguas de todo el orbe.

Vista Interior desde el altar.
Nuestra Sra. de la Soledad es una imagen de candelero para vestir, del siglo XVII. Originaria del convento de Santa Clara, desde su recuperación en los años setenta por la Hermandad de la Vera Cruz procesiona cada Viernes Santo. Además de por la belleza y antigüedad de la imagen, destaca por el considerable patrimonio barroco con el que cuenta, dentro del cual podemos citar una saya bordada en oro, los candeleros y la corona de plata, todos del XVIII.
El Niño Jesús atribuido a Alonso Cano es una talla barroca de estilo montañesino, que actualmente ocupa el ático del retablo del Sagrario.
La actual imagen de la Virgen de la Granada de Enrique Orce, es copia de la anterior destruida en 1936. Entre los objetos artísticos se encuentran unos ornamentos "al romano", y los cuatro evangelistas de la custodia de plata destruida, del XVIII; y un finísimo relieve de alabastro inglés del XV que representa a un Ecce Homo. Parte de estas obras se hallan expuestas en el Museo Diocesano de Arte Sacro con sede en el Monasterio de Santa Clara.

Historia
La primitiva parroquia, de estilo mudéjar del siglo XIV, era de menores proporciones que la actual. Disponía de tres naves, capillas y dependencias auxiliares.

En el embellecimiento de la primitiva parroquia trabajaron artistas de renombre: el proyecto de nuevo templo fue realizado por Hernan Ruiz en 1566; los retablos de las capillas del Arcediano y de Antón García Vanegas fueron realizados por Juan de Oviedo, Pedro de Villegas y Juan de Saucedo, obras contratadas en 1575 y 1577 respectivamente; el retablo mayor con la imagen de la Virgen de la Granada, como titular, fueron sustituido luego por un [[baldaquino] de Pedro de Silva, ejecutado en las reformas del templo tras el terremoto de 1755, y una amplia relación de objetos artísticos acumulados durante siglos: pintura, imaginería, orfebrería, ornamentos, patrimonio documental, la sillería del coro tallada en caoba, el esplendido órgano situado en la cabecera detrás del templete, los catorce retablos barrocos distribuidos por el templo, etc; que fueron expoliados, destruidos o bien desaparecieron en el saqueo de las tropas francesas en marzo de 1810, el efecto de las desamortizaciones, y sobre todo la guerra civil de 1936.
El descubrimiento de las Indias tuvo un impacto extraordinario en el contexto social y económico de Moguer, y muy en particular en su parroquia, una de las instituciones más beneficiadas por la emigración de los moguereños. De las aproximadamente 77 capellanías fundadas en el XVI en esta iglesia mayor, un gran número fueron instituidas directamente por indianos y por parientes de residentes moguereños en Indias, que escogieron la iglesia parroquial como lugar de enterramiento.
Entre los indianos que fundaron capellanías nos encontramos con las dos del capitán Pedro Montes Doca, cuya lápida sepulcral aún se conserva junto al umbral de la puerta principal; las dos del arcediano de Cuzco Juan Alonso Cota; o las de Fray Francisco Ruiz, dominico residente en la ciudad de Los Reyes (Perú), Juan Vanegas, fallecido en Panamá, Antón Quintero, fallecido en la isla de Santo Domingo; Francisco Ruiz Tirado, fallecido en Panamá; la de Catalina Rodríguez la Ximona, fallecida en Yaguana, isla de Santo Domingo; la de Pedro Benitez Camacho, rico propietario con hacienda en la ciudad de La Plata: o la de Alonso Ruiz de Abrego, residente también en la ciudad de La Plata (Perú). Todos ellos dotaron sus capellanías en la parroquia de Moguer con fuertes sumas de dinero enviadas desde las Indias. Otros envíos y donaciones de moguereños ausentes en diversas partes del continente americano sirvieron para enriquecer la hacienda y el patrimonio artístico de la parroquia, e incentivar igualmente la economía de su numeroso clero.



Tras el terremoto de 1755 su estado era ruinoso según se desprende del informe emitido por Pedro de San Martín, maestro mayor de obras del Arzobispado, después de visitar el edificio en abril de 1756, estimando el coste de las reparaciones en 22.500 reales de vellón. Las obras comenzaron pronto en vista de los informes emitidos por Pedro de Silva.
La torre parroquial (siglo XIII) fue también objeto de reformas. Las obras de reconstrucción de la torre se iniciaron en junio de 1758 finalizando justamente dos años más tarde. Las mismas fueron realizadas por Antonio Guerrero, maestro albañil moguereño, y el sevillano Lucas Cintora.
La construcción del nuevo templo, obra de José Álvarez, comenzó en los primeros meses de 1776 con un presupuesto de 50.000 reales de vellón, finalizando el 28 de mayo de 1783. Durante el tiempo que duraron las obras, la Capilla del Hospital del Corpus Christi, concentró el servicio parroquial, diversificándose la actividad por los templos conventuales de Santa Clara y San Francisco.
El saqueo de las tropas francesas en marzo de 1810, el efecto de las desamortizaciones, y el expolio llevado a cabo en repetidas ocasiones provocaron la desaparición del rico patrimonio artístico de la parroquia.
Posteriormente la guerra civil provocó nuevos destrozos en el templo. La reconstrucción de la parroquia se terminó en 1944.
Es de destacar, como hecho relevante, la visita de Su Santidad Juan Pablo II a esta parroquia moguereña, dentro de su recorrido por los Lugares Colombinos y el Rocío en 1993, con motivo del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América.

Bibliografía
ROPERO REGIDOR, Diego. Los lugares colombinos y su entorno. Fundación Ramón Areces, Madrid, 1992.
CARRASCO TERRIZA, MJ et alii, "Guía Artística de Huelva y su Provincia". Fundación José Manuel Lara y Diputación de Huelva. Sevilla, 2006.




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