Los dos acceso a la urbanización El Vigía de Mazagón presentan el mismo deplorable estado. Minados de baches, estos caminos se antojan intransitables para una población flotante que oscila entre los 800 vecinos en verano y unos 400 en invierno. Vecinos que también lamentan el abandono que sufre el resto de la urbanización por parte del Ayuntamiento de Palos de la Frontera.
Un campo plagado de minas antipersonas. Eso es lo que parecen los dos únicos caminos que dan acceso a la urbanización El Vigía, de Mazagón. Caminos repletos de una interminable e inabarcable sucesión de baches que convierte en toda una odisea salir o entrar a esta barriada. Una odisea que después de ocho años, - en 2002 se inauguró la segunda fase de Ciparsa, conocida como El Vigía- está acabando con la paciencia de los vecinos que allí viven solamente en verano, pero sobre todo, con los que residen durante todo el año. Entre unos y otros suman unos 800 vecinos, familias que están dispuestas a todo, para que de una vez por todas, tanto los ayuntamientos de Palos de la Frontera como de Moguer -ambos gobernados por el Partido Popular- decidan hacer transitable estos accesos, uno ubicado en término municipal palermo, y el otro, en el moguereño.
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