16 de febrero de 2010.
Estos días de lluvia han servido para que el Atlántico, desde Mazagón, se expanda con toda su plenitud en la marisma del Tinto, mezclándose con el agua de lluvia caída sin descanso. El Atlántico ha vuelto a ocupar en su totalidad lo que un día fue mar; lo que un día él fue.
Las fotografías no tienen mucha calidad, pero lo irrepetible del momento me han animado a publicarlas.
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