A José Carlos Ballester.
Este mar quieto y calmado
de transparente cristal.
Aroma a resina y sal
que me viene del pasado.
Este verde lacerado
de los pinos en la umbría.
Este monte que subía
afanada mi niñez.
Este espacio sin doblez
donde fui feliz un día.
Estimado amigo, soy el autor de esa décima que publica y enlaza y le agradezco mucho su difusión en esta espléndida página moguereña con cuya visita tanto he disfrutado y que me ha traído el mejor recuerdo de todos esos inolvidables enclaves. Un cordial saludo.
ResponderEliminarGracias a ti por dedicar parte de tu tiempo a la creación, que no debe ser fácil, para que otros disfrutemos, y por tus comentarios sobre la página. Un saludo.
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