LA GRACIA DE SEVILLA SEGÚN JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Sábado , 20-03-10
POR FRANCISCO ROBLES
«En ella está toda la gracia de Sevilla». Así describió Juan Ramón Jiménez a Zenobia Camprubí cuando la conoció en 1913. Sevilla era para Juan Ramón «la capital lírica de España», la ciudad donde aprendió a pintar y a escribir. Alejada de los tópicos, el poeta de Moguer quiso encontrar esa Sevilla que no debería ser un obstáculo para su crecimiento como poeta. Ya lo dijo Romero Murube: «Odiamos el narcisismo localista y todo lo que en arte pudo significar un tope o una limitación, queremos que sea universal». Esa Sevilla universal es la que aparece en las «pájinas sevillanas» que Juan Ramón nos dejó como señal inequívoca de la huella que le imprimió la ciudad.
A lo largo de este estudio documentadísimo de Rocío Fernández Berrocal aparecen aquellos autores que marcaron el altísimo nivel literario de aquella Sevilla: los Machado, Izquierdo, Cortines Murube, Laffón, Chaves Nogales, Romero Murube, Cernuda... Magnífico caldo de cultivo para una sensibilidad como la de Juan Ramón, que llegó a Sevilla para estudiar Derecho y Pintura pero que se quedó prendado de ella como si fuera una mujer que lo acompañaría durante el resto de su vida.
El sevillanismo de JRJ aparece nítidamente dibujado en esta obra imprescindible para conocer esa relación entre el poeta y la ciudad que le proporcionó, según Fernández Berrocal, «una formación ideológica, personal y literaria». Sevilla le abrió las puertas del Ateneo y de las revistas que se publicaban con el objetivo de situarse a la vanguardia literaria del momento. «Juan Ramón Jiménez encontró en Sevilla la naturaleza de su ser poético», señala la autora de este estudio que nos devuelve, como un espejo limpio de prejuicios, la imagen nítida del andaluz universal que nació a la poesía en una ciudad a la que volvió después de morir, de camino a su definitivo destino de Moguer (www.abc.es)
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