21 de agosto de 2009.
Inauguramos una nueva sección, en la que vamos a reproducir los textos de aquellas personas que, sin ser de la zona, recogen sus impresiones sobre esta tierra en algún artículo o bitácora propia. No todas, como veremos, son negativas.
Vamos a retroceder hasta el año 2005.
Sábado 30 Julio 2005Fresco como una rosa y tras un maravilloso desayuno con todas las comodidades parto para Matalascañas, no sin antes inmortalizar con mi cámara a Alicia y su perrita Abril, uno de los descubrimientos del día. Es como una ovejita en miniatura.Las calles de Huelva están extrañamente vacías. Primer día de resaca de las fiestas colombinas.De camino a Mazagón atravieso el polo químico, y allí en lo alto muy cerca del monasterio de la Rábida puedo ver mi primera Escuela Universitaria. El Politécnico de la Rábida.Echando mano del baúl de los recuerdos rescato algunas de las calamidades y alegrías que pasé en esos tres años de estudiantes de Ingeniería Técnica. Allí conocí a Pedro, uno de mis mejores amigos que siguió estudiando más tarde en Badajoz conmigo. Lo conocí en circunstancias parecidas al viaje de ahora, sólo por primera vez en clase emprendiendo una nueva etapa por mi cuenta.Mazagón me ha sorprendido, pero no por el pueblo en sí, si no por el precioso carril bici asfaltado de unos 10km que me lleva a Matalascañas. Pero los últimos 19km me los tengo que hacer de nuevo por carretera porque se ve que el cemento no daba para más y lo que queda es terreno para mountain bike pura. Me cruzo con muchos ciclistas por el carril bici, eso hace que sea más ameno el camino.Dos horas después de salir de Huelva llego a Matalascañas y la primera sorpresa, es más grande de lo que pensaba. A vista de Google Maps parece un núcleo rectangular pero a pie de calle todo es un enorme laberinto de chales de una planta.
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