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lunes, 10 de enero de 2011

JOAQUÍN ROMERO MURUBE, ESCRITOR Y GRAN ADMIRADOR DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


Poeta y ensayista considerado hermano menor, por su exclusión de los libros de historia de la Generación del 27. Durante toda su vida participó activamente en diversos acontecimientos de la ciudad de Sevilla, de la que fue amante y defensor.

Se interesó por la literatura desde muy joven. En el año 1923, contando tan solo 19 años, publicó “La tristeza del Conde Laurel”. En agosto de 1924 Juan Ramón Jiménez visitó Sevilla, y el joven Romero Murube transcribió su llegada a la ciudad:“En el silencio ha pasado por Sevilla, el poeta Juan Ramón Jiménez viene de su casa de Moguer. Alta la figura enlutada, espiritualizada, corresponde fatalmente al poeta de sus últimos versos, desnudos y dolorosos como carne viva”.

La trayectoria humana y literaria de Romero Murube está vinculada a las Vanguardias, a la visión artística y meditativa de un nuevo Edén recobrado y a la dimensión ética e histórica de una singular geografía literaria (Sevilla y por extensión, el ámbito meridional). Le influyeron autores como Vicente Aleixandre, Alberti, Dámaso Alonso y por encima de todos Lorca a quien hospedó en su casa varias veces.

Por Juan Ramón Jiménez tuvo una admiración casi ilimitada. En la tesis doctoral que le dedicó Matilde Sagaró, se nos traslada el testimonio oral de Eduardo Llosent, quien dice que por aquellos años Joaquín llegó a imitar a Juan Ramón Jiménez hasta en el gesto y el atuendo.
Los últimos libros de Romero Murube son de prosa, una prosa evocativa y lírica que no vale menos que su verso y que para algunos lectores tiene aún mayor encanto: “Memoriales y divagaciones” (1950), “Lejos y en la mano” (1959) y “Los cielos que perdimos” (1964).

Artículo de Esther García Mazón y Rosa I. Pina Cutillas (Más información).

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